Gangwon 2024: una historia forjada en La Parva
Tres deportistas del Club brillaron en los Juegos Olímpicos de la Juventud con talento, perseverancia y emoción. Top 20, récords nacionales y momentos inolvidables marcaron su participación internacional.
Dicen que hay momentos que lo cambian todo. Para Matilde Pinilla, Florencia Aramburo y Gerónimo Castro, los YOG 2024 fueron uno de esos. Representaron a Chile en Corea del Sur, cruzaron el mundo con sus esquís y regresaron con algo más que resultados, volvieron con historias.
Relatos que nacieron en las pistas de La Parva, donde dieron sus primeros pasos como corredores, aprendieron a competir y desarrollaron la convicción necesaria para llegar a un evento olímpico. No solo fueron parte de la delegación nacional, sino que destacaron, dejaron huella y demostraron que el Club no solo entrena atletas, sino que acompaña a construir personas capaces de rendir al más alto nivel.
De la cordillera al mundo
Gangwon fue un hito. Durante nueve días, los mejores jóvenes del mundo en la disciplina compartieron alojamiento, tradiciones, comidas y pruebas en una villa especialmente preparada para ellos. Con más de 1.800 deportistas de más de 70 países, los YOG se vivieron con el espíritu de la excelencia competitiva, pero también con el valor de la convivencia y la apertura cultural.
Matilde Pinilla lo resume así: “Para mí fue un sueño hecho realidad, mucho más de lo que alguna vez imaginé. Estar allá fue recordar que no fue fácil llegar, pero que todos los sacrificios sí dan frutos”. Su participación fue clave, obtuvo el puesto 20 en el Súper Gigante y luego se superó a sí misma con un 18º lugar en el GS. Es, hasta ahora, el mejor resultado de una chilena en esquí alpino en unos Juegos Olímpicos Juveniles.
El mérito es mayor si se piensa en el nivel técnico, la presión y el entorno. Porque competir en un evento de esta magnitud no es solo salir a darlo todo en la pista. Es adaptarse a otra cultura, clima extremo y rutinas exigentes. Florencia Aramburo admite que “Corea fue muy diferente. Nunca había estado en Oriente, y no es solo otro idioma. Es la comida, lógica y un frío distinto. Todo el ambiente es desafiante”.
A eso, se sumó la dificultad de competir sin su entrenador habitual. Aun así, encontró fuerza en su familia: “Lo mejor fue tener a mis papás ahí. Fue demasiado importante sentir su apoyo”, comenta la deportista de 17 años. Esa energía se tradujo en resultados sólidos, se ubicó en el 35º lugar en el Súper Gigante y logró un destacado 19º puesto en el GS, una de sus mejores actuaciones en el circuito internacional.
Kilómetros de vida
A la experiencia de Matilde y Florencia se suma la historia de Gerónimo Castro, quien fue el único chileno que participó en esquí alpino. Vivió los YOG como una especie de película: “Fueron momentos inolvidables. Representar a mi país en una instancia tan importante fue un orgullo enorme. También fue muy demandante, el nivel era altísimo”, asegura. Pese a la exigencia, logró una gran actuación. Finalizó en el 18º lugar del Slalom, consolidando un desempeño que lo posiciona entre los mejores del continente en su categoría.
Además, Gerónimo Castro no solo compitió, fue abanderado de la selección en la ceremonia inaugural: “Aunque se me enredó la bandera varias veces, me lo tomé con humor. Fue un momento divertido dentro de un evento mágico”, afirma el deportista.
Pero más que una lista de logros, lo que permanece es el crecimiento personal. En su caso, las semanas previas a los Juegos no fueron fáciles, ya que una fractura en la mano lo obligó a competir con un inmovilizador y a enfrentar las pruebas con una mezcla de cautela y determinación. Aunque la confianza tambaleó por momentos, la convicción se mantuvo intacta.
Esa sensación también fue compartida por sus compañeras. Aramburo explica que “estos campeonatos te muestran el profesionalismo de los equipos. Aprendes de cada bajada, buena o mala. Todo suma kilómetros como corredora”. Mientras que, Pinilla admite que aprendió a disfrutar y entender que todos los que estaban ahí lo merecían. Que era importante no solo participar, sino vivir cada momento.
El motor detrás del sueño
En el fondo de cada historia hay una motivación. Una chispa que empuja cuando el cuerpo duele, cuando el clima no ayuda o cuando el resultado no llega. Para los tres atletas, eso no nació de un solo momento, sino de un proceso acumulativo de esfuerzo, convicción y pequeñas victorias.
Lo que los impulsó fue el deseo de superarse, de fijarse metas ambiciosas y trabajar por ellas con disciplina. Soñaban con representar a Chile y con cada entrenamiento esa aspiración se hacía más real. La confianza no siempre estuvo presente desde el inicio, pero fue creciendo con cada paso dado.
Las palabras pueden parecer simples, pero detrás de ellas hay años de sacrificio, madrugadas, entrenamientos en el frío y frustraciones. Ninguno llegó ahí por casualidad. Detrás de cada nombre hay trabajo, y detrás de ese trabajo, una institución que les dio las herramientas necesarias para llegar tan lejos.
En el Club de Ski La Parva, los valores REPAH (Respeto, Esfuerzo, Perseverancia, Amistad y Honestidad), no están escritos solo en carteles o manuales. Se transmiten en cada práctica, en las palabras de los técnicos y en los abrazos después de una bajada difícil.
En ese sentido, Gangwon 2024 no solo fue una competencia más. Fue la confirmación de que estamos en un verdadero semillero, que no solo construye rendimiento, sino carácter. Y que, cuando se cultiva la pasión con propósito, los sueños olímpicos no son imposibles, son alcanzables.