Lo que ocurrió durante esa semana fue mucho más que una competencia y la inauguración reflejó ese espíritu. A pesar de una densa nube que cubría la montaña, todas las delegaciones desfilaron con sus colores, formando un semicírculo en la nieve para dar el vamos oficial al campeonato. Hubo emoción contenida, entusiasmo y también orgullo. Desde ese primer momento, el ambiente transmitía que no se trataba solo de medallas, sino de compartir algo que iba más allá del resultado.
La organización fue asumida en su totalidad por la institución, a través de comisiones integradas por apoderados, miembros del directorio y el cuerpo técnico. Cada área tuvo un rol clave: logística, finanzas, marketing, secretaría y coordinación deportiva. Más de cien personas trabajaron simultáneamente durante meses para que todo saliera bien.
La directora del Club, Valentina Morán, destaca que el objetivo principal fue lograr que cada persona se sintiera parte de algo especial y se cumplió gracias al compromiso de toda la comunidad. Las familias tuvieron un rol clave, desde gestionar auspiciadores, preparar snacks, coordinar alojamientos y también apoyar en tareas logísticas como el manejo de cronómetros.
Durante cinco días, delegaciones de todo el país fueron acogidas con dedicación. El cronograma se cumplió a cabalidad, las carreras se ejecutaron en simultáneo y cada jornada cerró con la sensación de estar construyendo algo importante. Hubo una entrega que convirtió al campeonato en una verdadera experiencia colectiva.
Pero no todo fue competencia. También hubo espacios de encuentro, actividades sociales, instancias para compartir entre clubes y celebrar la pasión por el esquí. Fue una semana en la que se cuidó cada detalle: “Había alegría, compromiso y muchas ganas de hacer las cosas bien. Recibimos agradecimientos sinceros de parte de entrenadores y familias de otros clubes, lo que fue muy emocionante”, recuerda Valentina.
Además, admite que la participación de los niños fue ejemplar. Estaban motivados, con un nervio sano y con la convicción de que la copa debía quedarse en casa. Lo hicieron no solo con resultados, sino también con actitud: en la forma de comportarse, alentar a sus compañeros y representar al Club con orgullo.