El club lo hacemos todos
El club lo hacemos todos


El espíritu colaborativo que caracteriza a la institución se vivió con más fuerza que nunca en 2024. Desde las pistas hasta las comisiones organizadoras, cada integrante aportó con generosidad, energía y profunda convicción.

No es solo una frase. Es una forma de estar, de comprometerse, de vivir la montaña. Quienes componen el Club de Ski La Parva —entrenadores, familias, directivos, administrativos y corredores— lo saben bien. Y si hubo una época en que eso se notó, fue en 2024.

La nieve anticipada y generosa trajo consigo una temporada larga y exigente. Pero también abrió la oportunidad de crecer juntos. Desde los entrenadores que estuvieron listos a partir del 31 de mayo para iniciar las clínicas en pista, hasta las familias que —una vez más— dijeron presente en cada carrera, premiación o jornada de trabajo colectivo.

Fue un periodo extenso, de muchas competencias, aprendizajes y momentos inolvidables. Como en cada momento, lo más valioso fue la comunidad que se consolidó en torno a los esquís, al cerro y al esfuerzo compartido.

Técnicos que guían y acompañan
Para el entrenador jefe de U14, Iván Aguilera, el 2024 fue un año positivo y enriquecedor, donde el vínculo entre los atletas y el equipo marcó la diferencia. Lo vivió desde la cercanía y el compañerismo: “Tuvimos una excelente participación en el Patagónico, pero sin duda el momento más significativo fue el Campeonato Nacional Infantil, del que fuimos anfitriones. Fue inolvidable, no solo por el nivel deportivo, sino que por la unión que se generó”, afirma.

Ese esfuerzo compartido tuvo su recompensa, ya que se ganó con convicción y pertenencia. Aguilar no duda en afirmar que el Club se construye entre todos. Lo vio en la colaboración transversal entre entrenadores, familias y directivos trabajando como un solo equipo: “Cada uno aportó desde su lugar, ya sea apoyando en actividades, acompañando en competencias o ayudando a organizar”, explica.

La importancia del trabajo colectivo no se agota en los resultados. En categorías como U14, ese entorno marca profundamente a los atletas: “Les enseña disciplina, motivación y perseverancia. Les muestra que no están solos y que hay un grupo que cree en ellos. Esos valores no solo los hacen mejores corredores, sino también mejores personas”, dice. Y como instructor, también creció. Asegura que tanto en la montaña como en el deporte, nadie llega solo. Cuando se rema juntos, todo es posible.

Igualmente, para el entrenador Maui Gayme, la temporada 2024 va a ser difícil de olvidar. No solo por su rol como técnico, sino por lo que significó volver a ver tanta nieve: “Fue como en los viejos tiempos, no veíamos esa cantidad desde 1997. Los niños estaban felices, fue un periodo largo y muy bueno para trabajar”, comenta.

Desde su perspectiva, el equipo formativo tuvo un funcionamiento impecable. Considera que el liderazgo de Camila Monje y Pedro Pablo Rodríguez permitió una dinámica fluida, donde el bienestar de los preparadores se reflejó directamente en la motivación de los más pequeños. Afirma que esa buena energía fue clave para generar un ambiente positivo y cohesionado.

Además, Maui Gayme destaca el buen vínculo que existe con los apoderados, lo cual favorece el trabajo diario. Lo vive desde ambos lados, ya que además de ser entrenador, es papá de cuatro niños que están en el Club. Cuenta que “se cambiaron hace dos años y hoy están felices. Se nota la diferencia. El grupo humano que se forma aquí es increíble”.

Compromiso que trasciende la pista
En la misma línea, podemos ver que detrás de cada evento exitoso, hay una red de familias que se involucran activamente. Como Andrea Ibáñez, apoderada que en 2024 participó en todas las carreras organizadas por el Club: “Estuve como jefa de controles y crono manual, y también apoyé en las premiaciones. En el Campeonato Nacional ayudé en varias áreas. Siempre he creído que es fundamental que los padres participemos”, explica.

Lo que más recalca es que el funcionamiento de la institución permite involucrarse desde distintos espacios, sin una única forma de participar. Cada quien puede aportar desde donde le haga más sentido, y eso se refleja en el acompañamiento activo que reciben los niños, más allá de lo deportivo.

Andrea Ibáñez también valora la mirada formativa que define al proyecto deportivo: “El Club no solo prepara atletas, entrega principios que hacen que nuestros hijos se desarrollen como personas íntegras”, comenta. Finalmente, si tuviera que resumir el año, diría que fue un periodo completo e inolvidable.

Una comunidad que sigue creciendo
Lo que hizo especial a la temporada 2024 no fue solo la nieve ni los resultados. Fue la forma en que cada persona puso su parte para que todo funcionara. Desde el que madrugó para marcar pista, hasta quien armó una premiación, animó a los niños o acompañó un entrenamiento con palabras de aliento.

Porque en esta institución, no hay roles secundarios. Todos empujan en la misma dirección, con un propósito claro: formar buenos esquiadores, pero sobre todo, excelentes personas.

Y eso —una vez más— quedó demostrado. El Club lo hacemos todos.




Lateral

Lateral